viernes, 28 de marzo de 2008

Sobre la izquierda después de las elecciones

ACERCAMIENTOS
(elo.113)

Sobre la izquierda después de las elecciones.

Como deseaba, los socialistas, con un margen mayor del esperado, aunque sin lograr ese premio siempre anhelado de la mayoría absoluta, han vuelto a ganar las elecciones. El miedo a la derecha, que durante la pasada legislatura se empecinó en enseñar su verdadero rostro con una torpeza que aún no logro entender, ha sido posiblemente, más que los hipotéticos logros del gobierno de Rodríguez Zapatero, el auténtico causante de dicho triunfo. Los especialistas en eso que denominan demoscopia, saben lo difícil que es para la izquierda ganar unas elecciones, pues la división que padece, en condiciones normales, es decir, sin que ocurra nada extraño que consiga polarizar su voto, siempre le deja las puertas abiertas a una derecha, cuya mayor virtud es la unidad. La derecha, que en ningún caso es homogénea, pues en su seno cohabitan diferentes formas de entenderla, ha sabido a diferencia de la izquierda, mantenerse unida en una única formación, lo que le permite, no salir perjudicada por los ajustes que impone la ley electoral. Lo lógico, por tanto, es que la izquierda pierda constantemente las elecciones, y eso a pesar de conseguir en la mayoría de las ocasiones un número mayor de votos, pues la división de su electorado, la castiga en número de escaños. Pero en los dos últimos procesos electorales, se observa un nuevo fenómeno que amenaza con modificar el mapa electoral de nuestro país, pues parece que la izquierda sociológica, está comenzando a comprender eso que los politólogos denominan voto útil. Se podría decir, que los errores de la derecha, han sido los que han provocado tal descubrimiento, cierto, pero también habría que subrayar, que cada día el voto se encuentra menos ideologizado, por lo que bascula, sin mucha dificultad de una opción política a otra, sin que por ello se tenga que salir del universo de la propia izquierda. Lo anterior está provocando enormes problemas en las formaciones minoritarias, que se encuentran tras cada proceso electoral, al borde mismo del colapso. Tal es el caso de Izquierda Unida.
Izquierda Unida es una organización política que surgió, hace ya bastantes años, con la intención de aglutinar a toda la izquierda que se encontraba, en la mayoría de los casos atomizada, a la izquierda de la socialdemocracia, pero siempre, en todo momento instrumentalizada por los comunistas, que creyeron poder dominarla desde la sombra. Éste, posiblemente haya sido su mayor problema, pues desde un principio, existió una sorda lucha por el control de la organización, en donde el Partido Comunista, intentó imponer su férreo control. La historia de Izquierda Unida hubiera sido otra muy distinta, si los diferentes partidos que en su día confluyeron para crearla, hubieran tenido la suficiente valentía de disolverse, pues resulta inviable, una organización política cuyos miembros estén instrumentalizados por otras organizaciones políticas, como siempre ha ocurrido en la coalición. Todo fue bien, relativamente bien, mientras que el espacio político que ocupaba Izquierda Unida era lo suficientemente amplio, como para dar cabida tanto a las tendencias mayoritarias como a las minoritarias, pero cuando ese espacio se recortó, comenzaron a surgir los problemas. El voto útil está amenazando de muerte a Izquierda Unida, por dos motivos, primero porque se está quedando sin votantes, que prefieren votar a otras opciones mayoritarias ante el temor que puede ocasionar un triunfo de la derecha, y en segundo lugar, porque entre los dirigentes, se ha entablado una guerra sin cuartel, por los escasos puestos institucionales que aún puede ofrecer la organización.
Después de las elecciones del pasado domingo, la situación de Izquierda Unida a nivel nacional, parece que ha llegado a un punto de inflexión, pues de los cinco diputados que tenía, se ha quedado sólo con dos, lo que ha obligado a dimitir a Gaspar Llamazares, que con valentía ha asumido la derrota. Lo mismo ocurrió en 1.982, cuando Santiago Carrillo tuvo que abandonar la dirección del Partido Comunista, después del primer triunfo socialista bajo el liderazgo de Felipe González. Muchos esperábamos una situación como la actual, para comenzar a trabajar en la reconstrucción de una organización de izquierdas, que sin complejos, asumiera los retos que la nueva sociedad exige, pero los resultados reales, según reflejan los datos, no han sido ni mucho menos los adecuados. No han sido los adecuados, porque la vieja guardia de la organización, ha conseguido unos resultados aceptables en Andalucía, lo que les puede otorgar los avales necesarios, para intentar apoderarse de los despojos que quedan de Izquierda Unida, sin comprender, que con ellos sencillamente el futuro no existe.
Con la dimisión de Santiago Carrillo, comenzó una nueva etapa llena de ilusión para la izquierda española, pues supuso la creación del germen de Izquierda Unida, que no fue otro que Convocatoria por Andalucía. Por ello, esperaba con verdadero interés que aconteciera una situación similar, para que muchos de los que hemos abandonado la militancia activa, pudiéramos volver con ilusión a la política, a una política de izquierdas que desarrollando un nuevo discurso, pudiera encontrar su propio lugar bajo el sol en una sociedad que la necesita. Pero parece que tal posibilidad se desvanece, pues precisamente los que sobran, los que siguen aferrados a los viejos discursos, gracias al apoyo conseguido en Andalucía, se pueden creer legitimados para resucitar una organización, haciéndola a su imagen y semejanza, en la que siempre se han encontrado incómodos.

No hay comentarios: