LECTURAS
(elo.332)
VIOLACIÓN, UNA
HISTORIA DE AMOR
Joyce Carol
Oates
Papel de liar,
2004
Después
de haber leído varias novelas, todas bastante voluminosas de Carol Oates,
novelas que, a pesar de su innegable calidad, hasta cierto punto me resultaron
desiguales, acabo de terminar un relato largo, o una novela corta de la
norteamericana que me ha llamado poderosamente la atención, tanto por su
elaboración como por la tesis que deja sobre la mesa. Decía la propia Oates en
una entrevista reciente, que para ella lo importante antes de comenzar a
confeccionar una obra literaria, era encontrar la voz, la mirada adecuada para
afrontar el tema o la idea que deseaba desarrollar. Posiblemente este hecho sea
el que singularice la literatura de Carol Oates, ya que en la mima, a pesar lo
potente que siempre resultan sus temas, la estructura consigue, en todo
momento, un protagonismo que ilumina y aporta dinamismo a sus historias.
Pero
vayamos por parte y siguiendo el orden en el que trabaja la autora. Para ella
en primer lugar viene el tema, sobre el que recopila toda la información
posible en múltiples notas, que no comienza a desarrollar, a tejer como ella
mismo dice, hasta que no encuentra esa voz que el tema reclama. Pero, ¿cuál es
el tema de esta novela, la idea a partir de la cual todo se origina? En
principio, como el título de la novela indica, podría ser el de la violación,
el de la violación y el de la salvaje agresión que sufre una joven madre cuando
con su hija se dirigía, después de asistir a una fiesta durante el Cuatro de
Julio, a su casa. Pero a pesar de que todo podría dar por supuesto tal
afirmación, creo que no, que esa brutal violación no es más que un pretexto,
utilizado por la autora para posicionar el tema, o mejor dicho los temas sobre
los que quiere trabajar, que desde mi punto de vista son la ineficacia de la
Justicia, o lo fácil que resulta manipular la Justicia cuando se posee la
capacidad de contratar a un buen abogado, y la necesidad, en el momento en
que se comprende que esa Justicia va a
fallar en falso, de ejercerla por cuenta propia. Ambos temas, aunque a nosotros
nos parezcan ajenos, ocupan un lugar privilegiado entre las preocupaciones de
los norteamericanos, aunque llame la atención, que una autora del prestigio de
Carol Oates, en esta novela, se posicione claramente por los que optan, cuando
la Justicia se deja manipular, por aplicarla por otros conductos.
Pero
lo importante en la literatura, más que la tesis que se desea exponer, que es
un tema de debate posterior, es la forma en que se cuenta la historia que
envuelve y arropa a dicha tesis, y aquí es donde entre en juego lo que tanto
subraya Carol Oates, la voz, la perspectiva desde la que se va a afrontar la
historia, que en esta ocasión, a pesar de lo arriesgado de la elección, ha
resultado completamente afortunada. En contra de su estilo característico, que
es excesivamente puntilloso, lo que obliga a que sus obras resulten siempre
demasiado voluminosas, en esta ocasión parece que tiene prisas por decir lo que
desea decir, no parándose a realizar una vivisección, como en ella es habitual,
de los diferentes personajes, subrayando sólo lo esencial, lo que es importante
para el desarrollo de la novela. Por ello no se implica demasiado, utilizando
dos tiempos verbales diferentes que aportan agilidad a la narración, dejando
dudas en el lector sobre quién y desde dónde se cuenta la historia. Y esto lo
hace porque lo importante no es la violación en sí, ni las consecuencias que la
misma acarrea a las víctimas, al ser algo anecdótico, pues de lo que desea
hablar la autora es de la preocupante situación de la justicia en su país, y en
la justificación que encuentran, ante la prostitución de la misma, los que
deciden ejercerla de “motu proprio”, de suerte que se podría decir que el héroe
de la narración es el policía que venga la agresión sufrida por Teena y su hija
Bethie.
Gracias
a la estructura utilizada, la novela se puede leer de una sola sentada,
consiguiendo Carol Oates mantener la tensión durante todo la obra, pero a pesar
de ello, que casi siempre es suficiente, creo que la novela es irregular, y que
dicha tensión oculta sus evidentes debilidades, como las diferencias existentes
entre la primera y la segunda parte, ya que en esta última la novela
literalmente se cae, llamando la atención el inesperado y muy norteamericano
“final feliz” con el que el lector se encuentra. “Violación, una historia de
amor” se salva por el “buen hacer” de Carol Oates, novela a la que sólo le
falta la aparición de Click Eastwood, pues en el fondo es una novela
evidentemente cinematográfica, y por lo tanto esquemática, a la que le puede
faltar cuatrocientas páginas, sobre todo para que se hubiera podido evitar su
evidente escoramiento hacia lo panfletario.
En
resumen, “Violación,…” es una novela de calidad, pero de calidad engañosa, una
novela que se mantiene en pie, como dije antes, gracias a la tensión que
consigue con maestría crear la autora, pero que no es más que una novela de
tesis, en la que se justifica “un hacer” siempre reprobable en toda sociedad
civilizada, en donde queda al descubierto la otra Norteamérica, la que tan bien
han sabido retratar los grandes autores de la tradición del denominado
“realismo sucio”, de la que Oates, “a su aire”, también es heredera.
Lunes, 9 de
noviembre de 2015
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