viernes, 23 de octubre de 2015

Bajo el signo de la esvástica

LECTURAS
(elo.317)

BAJO EL SIGNO DE LA ESVÁSTICA
Manuel Chaves Nogales
Almuzara, 1933
           
                        Resulta curioso observar el interés, que de un tiempo a esta parte, existe por rescatar la figura de Chaves Nogales, tanto en su faceta literaria como en la periodística. Ese interés posiblemente pueda provenir del hecho de que era una figura atípica en el panorama intelectual de la época, al no encuadrarse en ninguna de las dos corrientes mayoritarias, ya que se definía como “un burgués liberal”, algo muy difícil de sostener en aquellos turbulentos tiempos. Chaves Nogales pertenecía al reducido grupo de republicanos liberales que trataron de llevar a buen puerto un régimen, que desde el primer momento fue embestido por todos los vientos imaginables, siendo uno de los máximos representantes, al menos desde que se le conoce, de la tan manoseada “tercera España”. La figura del periodista sevillano, hoy en día, cuenta con un enorme predicamento tanto entre la izquierda como en la derecha, siendo calificado por casi todos como una figura ecuánime, cuya honradez intelectual resulta imprescindible para comprender el panorama intelectual durante el régimen republicano, lo que el ofuscamiento partidario, el de unos y el de otros, siempre se ha empeñado en ocultar.
                        Desde que comenzaron a publicarse sus textos, he intentado leer todo o casi todo de lo que de él y sobre él ha ido cayendo en mis manos, llegando a la conclusión de que era  un aceptable escritor de relatos, al igual que un buen periodista, aunque ni  de lejos pueda considerarse como una figura emblemática ni de nuestras letra, ni tampoco de nuestro periodismo. Con diferencia, y digo con diferencia, es en la colección de relatos que se reúnen bajo el título de “A sangre y fuego”, en donde de forma más evidente se puede comprender la posición que ocupaba entre los dos bandos que colisionaron en nuestra guerra civil, relatos en los que refleja la barbarie en la que tanto unos, como los otros, llegaron a precipitarse. Como periodista, sin embargo tengo mis dudas, sobre todo después de haber leído “La agonía francesa” y “Bajo el signo de la esvástica”, en el que he observado la gran influencia que sobre el autor tuvo el pensamiento de Ortega y Gasset, en concreto su obra “La rebelión de las masas”, de suerte que sus observaciones parecen, en ambos texto, adaptarse fielmente a los postulados dictados por el pensador madrileño. Esto no es bueno ni malo, aunque le resta originalidad a su obra, al aparecer demasiado encorsetado a unos parámetros que evidentemente no eran los suyos.
                        En “Bajo el signo de la esvástica” trata el autor, con sus impresiones, “de que el pueblo español comprenda lo que está ocurriendo en Alemania y del peligro que Hitler representa”. Estas impresiones las lleva a cabo gracias a un viaje que como periodista realizó a aquél país con la intención de saber de primera mano lo que allí estaba sucediendo, en donde comprende que el alma, que el alma profunda alemana, debido a la necesidad que tenía de superar la situación de postración y de desorientación que desde hacía tiempo padecía, en buena medida debido a la derrota militar que había sufrido en La Gran Guerra, había encontrado un proyecto, unos ideales, los que le prestaba el nacionalsocialismo, con los que poder de nuevo tensionarse como pueblo, ideales que se basaban en salvaguardar al pueblo ario, un pueblo evidentemente superior según ellos, y por extensión a la civilización occidental. Para Chaves Nogales el pueblo alemán había encontrado en la disciplina militar, en la obediencia , en las proclamas y mandatos de sus nuevos líderes, pero sobre todo en los proyectos que éstos representaban, la oportunidad que tanto esperaban para poder de nuevo alzarse con objeto de demostrar su supremacía y de hacerse cargo del papel histórico que se le había encomendado. La idea clave que el periodista sevillano se trajo bajo el brazo de su viaje, no fue otra que Alemania se estaba preparando para la guerra, “que toda su política interior basculaba  sobre ese proyecto, y que por tanto, tratar de protegernos de ese empeño,  debería de ser el eje de nuestra política exterior”.
                        A pesar de las dificultades, España de la mano de la Segunda República había comenzado un proyecto democrático, proyecto que no estaba en sintonía con la oleada autoritaria que desde hacía algún tiempo estaba barriendo Europa. Chaves Nogales era consciente de ello y se preocupó de estudiar lo que ocurría fuera de nuestras fronteras, tanto en Rusia como en esta ocasión en Alemania. Sabía de la fuerza de seducción de esas dictaduras autoritarias, se disfrazaran de fascistas, bolcheviques o nacionalsocialistas, del poder de esos discursos que aspiraban “al encumbramiento de las medianías, la de los seres discretos con gabardinas” y del peligro que representaban esos movimientos para las democracias occidentales y en concreto para España.
                        Llama la atención ese interés por lo que ocurría más allá de nuestras fronteras, sobre todo, cuando los acontecimientos que estaban sucediendo en nuestro país, todos de gran importancia, invitaban a concentrarse en ellos, en prestarles toda la atención necesaria, pero estaba claro, y Chaves Nogales era consciente de  ello, que la vertiente autoritaria por la que se deslizaban determinados actores políticos de nuestro país bebía directamente de los discursos y de determinadas praxis que se desarrollaban en Europa, por lo que era necesario estudiarlas y darlas a conocer, ya que debajo de las cuales se escondía una forma de entender el contrato social muy alejada de las normativas democráticas por las que, a contracorriente,  había apostado España.
                        En este aspecto, el de interesarse por lo que ocurría fuera de nuestras fronteras para comprender mejor lo que aquí acontecía, hay que reconocerle a Chaves Nogales una inquietud intelectual que lo engrandece, siendo un ejemplo, mucho tiempo después, en unos momentos en que la profesión periodística se encuentra atravesando una profunda crisis, para todos aquellos, que encerrados en la dictadura de lo inmediato, practican esa actividad hoy por hoy tan  devaluada.

Lunes, 9 de marzo de 2015

                       


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