LECTURAS
(elo.311)
COMO LA SOMBRA
QUE SE VA
Antonio Muñoz
Molina
Seix Barral,
2014
Después
del inesperado ensayo que nos regaló el año pasado, “Todo lo que era sólido”,
que hablaba de la época que estamos atravesando y de las causas que han
provocado la situación que padecemos, en el que no decía nada nuevo pero en el
que ofrecía su mirada de novelista, no tenía ni la más remota idea sobre en qué
estaba trabajando Antonio Muñoz Molina, por lo que me ha sorprendido la novela
que acaba de publicar, “Como la sombra que se va”. Estaba convencido que tenía
que publicar algo de importancia, pues hacía cinco años, cinco, que no sacaba
ninguna obra significativa al mercado, pero no sabía con qué nos iba a
sorprender, si con una nueva novela tras el relativo, para algunos, fracaso de
“La noche de los tiempos”, o con alguno de esos trabajos suyos, a los que tan
acostumbrado nos tiene, en los que se dedica a fijar y a reordenar su pasado,
pasado que a pesar de no ser en absoluto interesante, curiosamente siempre ha
representado el yacimiento en el que ha bebido la mejor literatura de Muñoz
Molina. A pesar de que ese, su pasado, siempre o casi siempre se
presentaba aliñado con elementos de
ficción, lo que quedaba era la coherencia de sus postulados y la solidez
de la prosa del autor, de un autor que
viene de donde viene y que no se avergüenza de ello, cuya visión de la
realidad, y de la literatura, está alejada de los fuegos artificiales y de los
juegos malabares con los que otros se pasean exhibiendo con orgullo su
literatura. Antonio Muñoz Molina, posiblemente por eso, siempre ha
representado, o a mí me lo ha parecido, el menos literario de nuestros
narradores, entendiendo por literario aquello que se esconde y que se apoya
sobre el artificio, del juego de palabra y de la pose construida sólo para ser
exhibida. No, porque la literatura del ubetense, si se exceptúa “El invierno en
Lisboa” y “Bertenebro”, novelas demasiados cinematográficas, siempre se ha
basado en la credibilidad que le proporcionaba el lugar que ocupaba, lugar
sobre el que ha tratado de profundizar y también de analizar, haciendo precisamente
lo contrario de lo que otros han hecho, escapar de ellos mismos para crear
escenarios ajenos, más acorde a sus deseos, sobre el que poder construir sus territorios
literario. En este aspecto, Muñoz Molina más que un artista es un labrador de
la narrativa, ya que su narrativa se presenta siempre trabajada y trabajada, en
todo momento ajena a la improvisación y a la inspiración que imponen las musas.
La
literatura de Muñoz Molina no es de trazo fácil, pues a pesar de su calidez y
de su proximidad, es en momentos demasiado compleja, al menos en el marco de la
novela dominante, lo que obliga a sus lectores, lo que a veces es de agradecer,
a tener que desconectar el “piloto automático” con objeto de poder masticar sin
prisas cada una de sus frases, convirtiendo su literatura, en el mejor sentido,
en una literatura pesada, de peso, sólo apta para aquellos que desean, al menos
de vez en cuando, embarcarse en singladuras en donde con seguridad encontrará
mar de fondo, que son en las que se puede apreciar a los navegantes ciertamente
capacitados, a aquellos que prefieren arriesgar buscando nuevos itinerarios, en
lugar de aventurarse por los senderos pautados de siempre, en dónde sólo se puede
hallar el placer, el precario placer, de llegar a puerto sin novedad.
Porque
suele apostar fuerte, a veces demasiado fuerte, sus seguidores no sabemos qué
nos vamos a encontrar cuando comenzamos una nueva novela suya, aunque sí que no
nos vamos a encontrar, por ejemplo con un nuevo “Plenilunio”, su novela más
redonda, posiblemente porque el autor lleva demasiado tiempo huyendo, o
tratando de huir de ese tipo de novelas tan cerradas y teóricamente perfectas,
de la novela-novela, para adentrarse en otros territorios en donde pueda interrogar
e interrogarse, en una literatura abierta en la que siempre queda a la
intemperie.
Pero
claro, esto de estar siempre en movimiento tiene sus inconvenientes, y no me
refiero a no poder contar con un público fiel, ese que siempre quiere más de lo
mismo y que suele ofuscarse cuando encuentra algo que no esperaba, sino al
hecho de que no en todas las ocasiones se consigue atinar con lo que se desea
presentar, como bien le ha podido ocurrir en esta ocasión. “Como la sombra que
se va” es una novela extraña, que en principio trata de narrar los días, los
diez días que pasó el asesino de Martin Luther King en Lisboa tratando de conseguir un visado que le
permitiera trasladarse a Angola, un tema a estas alturas poco interesante, al que
para colmo no creo que el autor le haya sacado el jugo adecuado, pero que se
complementa por un lado con el recuerdo de su primera visita a Lisboa, cuando
desde Granada se traslada a esa ciudad con la esperanza de encontrar “los
decorados” con los que poder ambientar “El invierno en Lisboa”, y con la que
realizó años después, con objeto de visitar a su hijo que se había instalado en
la capital portuguesa.
Tengo
que reconocer que la primera de las tramas, aunque está escrita con el oficio
que el autor sabe imprimir en todo lo que escribe, no me ha interesado en
absoluto, y de las restantes, al adentrarse en territorios demasiado
personales, tan personales que por pudor ha debido obviar, tan sólo me han
llamado la atención las páginas que me han servido para certificar lo que ya
intuía de su evolución literaria, lo que
es poco, poco para un novelista de su calibre. Me ha dado la impresión, que ha
buscado con desesperación un tema y que no lo ha encontrado, un tema de peso, y
que la urgencia por publicar le ha obligado a agarrarse al primero que ha
podido hallar, lo que si es así no es de recibo. Es una obra, como dije
más arriba, extraña, asimétrica, que no
consigue aportar nada nuevo a su evolución como novelista, un paso atrás sin
sentido, pues estoy convencido que esta novela no ha debido de publicase, y lo
digo desde el convencimiento de que Antonio Muñoz Molina es con seguridad
uno de los dos o tres mejores narradores
con los que cuenta, hoy por hoy, la literatura en español.
Jueves, 11 de
diciembre de 2014
No hay comentarios:
Publicar un comentario