martes, 4 de octubre de 2011

Némesis



LECTURAS
(elo.222)

NÉMESIS
Philip Roth
Mondadori, 2010



Tenía ganas de leer esta novela, de que se publicara en España, pues hacía tiempo que tenía noticias de ella, aunque tengo que reconocer, que me ha impactado más de lo que esperaba, mucho más de lo que podía imaginar. No es una novela fácil, aunque está escrita con la maestría y con la aparente sencillez habitual de Roth, y no lo es, porque la dureza del tema, que no es la epidemia de polio en la que se basa la obra, ni siquiera el sentimiento de culpa como un afamado crítico ha subrayado, sino la criminalidad del azar, me ha obligado en diferentes ocasiones a cerrar la novela con un nudo en el corazón. Roth es un maestro, hecho que nadie puede poner en dudas a estas alturas, cuya mayor virtud posiblemente sea, la de tocar el alma del lector con sus novelas, lo que lo convierte, unido a sus dotes para la narrativa, con diferencia, en uno de los autores más importantes que existen en la actualidad, pese a las irregularidades que presenta su inmensa obra, lo que se debe sobre todo, a que siempre está enfrascado en alguna nueva aventura literaria. Roth es demasiado prolífico, cierto, y esto obviamente se nota en su producción, pero hay que decir, que incluso la novela más mediocre del norteamericano posee una calidad muy por encima de la media. En esta ocasión, como lo hizo en “Sale el espectro”, que sin duda alguna es la mejor de sus últimas novelas, Roth se viste de luces y nos deja una magnífica obra, obra que aparte de estar perfectamente elaborada, invita a reflexionar sobre un tema que siempre sobrevuela sobre toda persona que ha llegado a comprender, que de forma inexorable estamos instalados en la contingencia.
En la época en la que se desarrolla la historia la polio era una cruel enfermedad, que en periódicas epidemias, asolaba a la población de todo el mundo, con la peculiaridad, de que muy poco se sabía de ella; una enfermedad que se cebaba con especial intensidad sobre los niños, paralizando sus tejidos, dejándoles secuelas para el resto de sus vidas, en el caso de que no acabara con la existencia de los que por casualidad la contraían. “Némesis” se basa en una de estas epidemias, la que asoló a Newark, y más concretamente al barrio judío de esta ciudad en 1944, en plena guerra mundial. Roth crea a un personaje, el señor Cantor, un joven de veintitrés años, que pese a su magnífico estado de forma, y de ser el responsable de las instalaciones deportivas municipales, debido a un problema de visión, no pudo alistarse, como era su deseo, tal lo hicieron todos sus amigos en el ejército. Pero en esa retaguardia, en donde avergonzado se encontraba, tuvo la desdicha de luchar en otra guerra, tan cruel o más que aquella en la que no había podido participar, la epidemia de polio que se propagó y asoló a su ciudad. Era una guerra en la que no se podía combatir, sobre todo porque no se sabía dónde se encontraba el enemigo, ni tampoco, ya que no se había descubierto aún la vacuna que años después neutralizó la enfermedad, las herramientas o el armamento que había que utilizar contra ella. Se trataba de una contienda terrorífica, en la que cada día la población se encontraba con un parte de baja ante el cual se veía y se sentía impotente. El señor Cantor vio como murieron o enfermaron muchos alumnos suyos de la escuela de verano que dirigía, y no podía comprender, bajo ningún concepto, como el Dios en el que creía podía ser tan cruel al permitir lo que estaba sucediendo, siendo éste el tema, o el corazón de la novela. Y lo es, a pesar de la importancia que tiene en ella el sentimiento de culpa que sintió el protagonista, al creer, al estar convencido que él había sido uno de los portadores del virus que transmitió la enfermedad.
A pesar de los componentes genéticos y culturales que cada cual pueda poseer, está fuera de toda duda, que el caprichoso dedo de la fortuna es esencial en la existencia de cualquier ser humano, por ello, en demasiadas ocasiones deseamos que esa diosa se olvide de nosotros, pues se sabe, que si bien nos puede aportar todo aquello con lo que soñamos, todo aquello que nos catapulte a la felicidad, también nos puede hundir, dependiendo del estado de ánimo en el que se encuentre en ese momento en la más absoluta de las desgracias. Por ello, a veces pedimos que nos quedemos como estamos, al comprenderse, que todos nos encontramos indefensos ante ella. En un abrir y cerrar de ojos, cualquiera puede quedar estigmatizado para el resto de su vida, por ejemplo, como les pasó a tantas y a tantas personas con la polio, por culpa de haber contraído un extraño virus que no se sabía ni tan siquiera de dónde provenía, sin que la voluntad y el trabajo constante, o creer en Dios o en la Virgen Santísima, pudiera hacer nada contra tal hecho. Sí, porque en el fondo, todo depende de la suerte que se tenga, en algo tan aleatorio como eso, como el hecho de haber nacido en un suburbio de Calcuta o en una zona residencial de cualquier país desarrollado. La suerte que se tenga es esencial, y ella, condicionará la existencia que al final cada cual llevará a cabo, con el agravante de que siempre será la que ella decida.
La novela es narrada, cosa que no se descubre hasta el final, por un antiguo alumno del señor Cantor, uno de los alumnos que tuvo la mala fortuna de contraer también la enfermedad, que muchos años después, se encontró al que fue su admirado profesor, en silla de ruedas, comprendiendo como éste, aún no había podido asimilar, no ya que también hubiera contraído la polio, lo que le cambió la vida por completo, sino el sentimiento de culpa por haber sido uno de los portadores y transmisores del virus. El narrador cuenta la historia del señor Cantor con los datos que éste le proporcionó en los encuentros que mantuvieron muchos años después, en los que tuvo que aceptar, que ese joven y perfecto norteamericano, que era el orgullo del barrio y al que todos preveían un futuro repleto de satisfacciones, quedó destrozado cuando recibió en su costado la flecha, la acerada y terrorífica flecha de la mala suerte.
“Némesis” es otra gran novela de Roth, en la que el autor deja claro, una vez más, que la buena literatura nunca puede ser sólo un lujo ideado para apaciguar los corazones, sino todo lo contrario, un arma afilada y diseñada para hacerlos latir con más fuerza.

Miércoles, 30 de marzo 2011


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