
LECTURAS
(elo.160)
LA HORMIGA QUE QUISO SER ASTRONAUTA
Félix J. Palma
Quorum libros editores, 1.996
En la pasada Feria del Libro, a la sombra de Larsson y Cercas, que fueron con diferencias los grandes triunfadores de la misma, al menos en lo referente al número de ejemplares vendidos, comenzó a mi alrededor a sonar un nombre, el de Félix J. Palma. Al parecer se trataba de un joven narrador de Sanlucar de Barrameda, que había escrito una novela, que calladamente se estaba vendiendo como rosquillas. No le dí más importancia al tema, pues esas cosa, aunque sólo sea de tarde en tarde suelen ocurrir, estimando que la obra en cuestión, sería una de esas de leer y tirar, tan en boga en nuestros días. Con posterioridad, hablando con una amiga, ésta me comentó, que estaba encantada con la última novela que había leído, precisamente de Félix J. Palma, que para colmo, un conocido había elogiado en la prensa esa misma mañana. Entonces no lo dudé, procediendo inmediatamente a buscar información sobre el autor, que según lo que encontré, había publicado dos libros de relatos, obteniendo con ellos un notable éxito, y una primera novela, “La hormiga que quiso ser astronauta”, obra que a pesar de haberse publicado en una pequeña editorial gaditana, conseguí localizar sin dificultad, con la intención, de si me gustaba, pasar a leer la novela de la que todo el mundo hablaba.
La primera novela de un autor, casi siempre suele resultar bastante pretenciosa, ya que con ella, el que escribe, trata por todos los medios, de deslumbrar a los escasos editores, que en unos tiempos como los que vivimos, tengan la valentía suficiente como para intentar publicar su novela, al tiempo que, tratando de matar dos pájaros de un solo disparo, dejar atónitos a los posibles lectores que se acerquen a ella, para dejar claro desde un principio, que el que firma ha llegado para quedarse. Esas operas primas, también, por norma general, suelen mostrar grandes altibajos, pero en contrapartida, tienen la virtud, y por eso he preferido acercarme a la primera novela de Félix J. Palma que a la que tantos aplausos está obteniendo, de dejar los datos suficientes para saber hasta dónde quiere llegar el autor, que es algo fundamental, y hasta dónde puede llegar, que también resulta esencial. Bien, después de haber leído, asombrado, “La hormiga que quiso ser astronauta”, tengo que decir, que estoy convencido que el sanluqueño, si literariamente no se malogra, y lo desea, en pocos años puede convertirse en uno de los autores más importantes del país, que necesita de forma urgente, nuevas plumas que complementen, y poco a poco sustituyan, a los ya consagrados que se encuentran creativamente agotados. Me ha sorprendido la temática de la obra, y la valentía de presentar una novela de tales características, en un mercado, en el que se apuesta casi siempre por tramas conservadoras, a no ser que el autor sea un valor consolidado. No cabe duda, que Félix J. Palma ha hecho la novela que deseaba realizar, lo que en principio, por su valentía, merece un aplauso, pero lo que más me ha llamado la atención, es el desparpajo y la solvencia con el que ha afrontado el tema, de suerte que, el lector, debido a la altitud media que encuentra, teme que la novela, de un momento a otro pueda venirse abajo, lo que en ningún momento sucede. Lo anterior quiere decir sencillamente, que ha aparecido un autor ambicioso, dotado de la capacidad necesaria, como para hacer realidad sus proyectos, lo que dicho así puede parecer poca cosa, pero la realidad dice, que tal combinación sólo se encuentra al alcance de unos pocos. Es una novela, que para colmo, se desarrolla en los límites mismos de lo que denomino la literatura del yo, pero afortunadamente nunca llega a caer en ella, aunque a veces, parece que se va a precipitar en el callejón sin salida que ese tipo de literatura representa. No, la novela aspira a más, no sólo a mostrar el peregrinaje de un determinado personaje por una realidad que se le presenta hostil, sino que señala, a que es posible una existencia diferente, que para muchos puede encontrarse instalada en la inmadurez, pero seguro que a años luz de la mediocridad imperante.
La historia trata, de un joven que inconscientemente se niega a enfrentarse a la realidad, viviendo en un mundo propio, a pesar, de haber abandonado el hogar materno y de vivir instalado en una gran ciudad. Vivía en su mundo, acompañado de su amigo invisible y de sus fantasías, pero ese mundo era puesto sistemáticamente en jaque por sus eventuales parejas, que trataban de obligarlo a que de una vez por toda madurase, a que se enfrentara definitivamente a la realidad, pero él decidió, después de haber intentado lo contrario, como si de un astronauta se tratara, de encontrar un lugar entre las hormigas y las estrellas, entre la monótona cotidianidad en donde mantenían aparcada sus vidas los que sólo se limitaban a aceptar lo que encontraban a su alrededor, y la belleza de lo que podría ser.
“La hormiga que quiso ser astronauta” es una obra que aporta un poco de aire fresco, realizada por alguien que domina este extraño arte de contar historias mediante la palabra escrita, que consigue no caer en lo ingenioso ni en lo gracioso, aunque evidentemente, la novela resulte ingeniosa y simpática. En resumen, una buena primera novela, que me va a obligar a leer “El mapa del tiempo”, y a seguir con detenimiento la carrera de su autor, pues estoy convencido, que he tropezado con una promesa literaria, que con el tiempo aportará grandes novelas con las que podré disfrutar.
Miércoles, 10 de junio de 2.009
(elo.160)
LA HORMIGA QUE QUISO SER ASTRONAUTA
Félix J. Palma
Quorum libros editores, 1.996
En la pasada Feria del Libro, a la sombra de Larsson y Cercas, que fueron con diferencias los grandes triunfadores de la misma, al menos en lo referente al número de ejemplares vendidos, comenzó a mi alrededor a sonar un nombre, el de Félix J. Palma. Al parecer se trataba de un joven narrador de Sanlucar de Barrameda, que había escrito una novela, que calladamente se estaba vendiendo como rosquillas. No le dí más importancia al tema, pues esas cosa, aunque sólo sea de tarde en tarde suelen ocurrir, estimando que la obra en cuestión, sería una de esas de leer y tirar, tan en boga en nuestros días. Con posterioridad, hablando con una amiga, ésta me comentó, que estaba encantada con la última novela que había leído, precisamente de Félix J. Palma, que para colmo, un conocido había elogiado en la prensa esa misma mañana. Entonces no lo dudé, procediendo inmediatamente a buscar información sobre el autor, que según lo que encontré, había publicado dos libros de relatos, obteniendo con ellos un notable éxito, y una primera novela, “La hormiga que quiso ser astronauta”, obra que a pesar de haberse publicado en una pequeña editorial gaditana, conseguí localizar sin dificultad, con la intención, de si me gustaba, pasar a leer la novela de la que todo el mundo hablaba.
La primera novela de un autor, casi siempre suele resultar bastante pretenciosa, ya que con ella, el que escribe, trata por todos los medios, de deslumbrar a los escasos editores, que en unos tiempos como los que vivimos, tengan la valentía suficiente como para intentar publicar su novela, al tiempo que, tratando de matar dos pájaros de un solo disparo, dejar atónitos a los posibles lectores que se acerquen a ella, para dejar claro desde un principio, que el que firma ha llegado para quedarse. Esas operas primas, también, por norma general, suelen mostrar grandes altibajos, pero en contrapartida, tienen la virtud, y por eso he preferido acercarme a la primera novela de Félix J. Palma que a la que tantos aplausos está obteniendo, de dejar los datos suficientes para saber hasta dónde quiere llegar el autor, que es algo fundamental, y hasta dónde puede llegar, que también resulta esencial. Bien, después de haber leído, asombrado, “La hormiga que quiso ser astronauta”, tengo que decir, que estoy convencido que el sanluqueño, si literariamente no se malogra, y lo desea, en pocos años puede convertirse en uno de los autores más importantes del país, que necesita de forma urgente, nuevas plumas que complementen, y poco a poco sustituyan, a los ya consagrados que se encuentran creativamente agotados. Me ha sorprendido la temática de la obra, y la valentía de presentar una novela de tales características, en un mercado, en el que se apuesta casi siempre por tramas conservadoras, a no ser que el autor sea un valor consolidado. No cabe duda, que Félix J. Palma ha hecho la novela que deseaba realizar, lo que en principio, por su valentía, merece un aplauso, pero lo que más me ha llamado la atención, es el desparpajo y la solvencia con el que ha afrontado el tema, de suerte que, el lector, debido a la altitud media que encuentra, teme que la novela, de un momento a otro pueda venirse abajo, lo que en ningún momento sucede. Lo anterior quiere decir sencillamente, que ha aparecido un autor ambicioso, dotado de la capacidad necesaria, como para hacer realidad sus proyectos, lo que dicho así puede parecer poca cosa, pero la realidad dice, que tal combinación sólo se encuentra al alcance de unos pocos. Es una novela, que para colmo, se desarrolla en los límites mismos de lo que denomino la literatura del yo, pero afortunadamente nunca llega a caer en ella, aunque a veces, parece que se va a precipitar en el callejón sin salida que ese tipo de literatura representa. No, la novela aspira a más, no sólo a mostrar el peregrinaje de un determinado personaje por una realidad que se le presenta hostil, sino que señala, a que es posible una existencia diferente, que para muchos puede encontrarse instalada en la inmadurez, pero seguro que a años luz de la mediocridad imperante.
La historia trata, de un joven que inconscientemente se niega a enfrentarse a la realidad, viviendo en un mundo propio, a pesar, de haber abandonado el hogar materno y de vivir instalado en una gran ciudad. Vivía en su mundo, acompañado de su amigo invisible y de sus fantasías, pero ese mundo era puesto sistemáticamente en jaque por sus eventuales parejas, que trataban de obligarlo a que de una vez por toda madurase, a que se enfrentara definitivamente a la realidad, pero él decidió, después de haber intentado lo contrario, como si de un astronauta se tratara, de encontrar un lugar entre las hormigas y las estrellas, entre la monótona cotidianidad en donde mantenían aparcada sus vidas los que sólo se limitaban a aceptar lo que encontraban a su alrededor, y la belleza de lo que podría ser.
“La hormiga que quiso ser astronauta” es una obra que aporta un poco de aire fresco, realizada por alguien que domina este extraño arte de contar historias mediante la palabra escrita, que consigue no caer en lo ingenioso ni en lo gracioso, aunque evidentemente, la novela resulte ingeniosa y simpática. En resumen, una buena primera novela, que me va a obligar a leer “El mapa del tiempo”, y a seguir con detenimiento la carrera de su autor, pues estoy convencido, que he tropezado con una promesa literaria, que con el tiempo aportará grandes novelas con las que podré disfrutar.
Miércoles, 10 de junio de 2.009
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