viernes, 18 de diciembre de 2015

Los pájaros de Auschwitz

LECTURAS
(elo.323)

LOS PÁJAROS DE AUSCHWITZ
Arno Surminski
Salamandra, 2008

                        Se ha escrito mucho sobre el Holocausto, sobre Auschwitz, quizás demasiado, por lo que existe cierta tendencia inconsciente a rechazar todo lo que sobre el tema nos llega, al estar convencidos de que ya lo sabemos todo sobre él. Pero Auschwitz como concepto, como concepto del mal, del mal realizado por el hombre contra el hombre, siempre debe estar en el centro de nuestro pensamiento político, para que nunca podamos olvidar hasta dónde puede llegar una ideología, y lo que es aún peor, hasta dónde puede llegar el ser humano cegado por una ideología. Se ha escrito mucho sobre Auschwitz, cierto, por lo que difícilmente nos puede extrañar ya algo de lo  que ocurrió en aquellas lejanas tierras polacas, pero no obstante, a veces, nos llega una nueva visión que nos obliga a plantearnos una vez más qué es lo que sucedió para que la moral, la moral con mayúsculas, se doblegara ante los imperativos de unos pocos. Sí, porque a pesar de que lo importante es el sufrimiento de los que padecieron los horrores del Holocausto, no deja de ser esencial interrogarnos, volver a interrogarnos, por la estructura mental de los que ejecutaron las órdenes recibidas, a sabiendas, dijeran con posterioridad lo que dijeran, de ser consciente de lo que realmente estaban haciendo. Lo que está claro es que no todos los alemanes fueron unos asesinos, ya que la mayoría con seguridad eran ciudadanos ejemplares que trabajaban lo mejor que podían, cuidaban de sus familias y se deleitaban con sus entretenimientos favoritos cuando tenía tiempo para ello, y lo eran a pesar de que apoyaron, hasta casi al final, a un régimen que llevó a cabo uno de los genocidios más brutales que jamás se han perpetrado, y que en la implementación del mismo participaron directamente miles y miles de esos ciudadanos ejemplares, que necesariamente tuvieron que difundir lo que estaba ocurriendo, por lo que, a pesar de que repitieron y repitieron en su defensa que sólo se limitaron a cumplir las órdenes que recibieron, eran moralmente colaboradores directos del régimen y culpables de las actuaciones que llevaron a cabo.
                        El problema no es, como en cierto momento dijera el protagonista de esta novela, “de que los alemanes dejaran de creer en Dios”, no, el problema es que llegaron a creer en otros dioses que les empujaron a actuar de la manera en que lo hicieron, de suerte que estaban convencido que realizaban el bien, es decir, lo que tenían que hacer. El problema, el núcleo central del problema, es que creían que pertenecían a una raza elegida con una tarea histórica que cumplir, y que por ello, no sólo era legítimo, sino también una obligación moral eliminar a todas aquellas razas inferiores y parasitarias que convivían con ellos. Este hecho pone sobre el tapete la importancia que ejercen las religiones y de las ideologías sobre el ser humano, a las  que siempre hay que temer y observar con cautela, al obligar a éste a agarrarse a unos códigos de conductas, que a veces, pueden poner en jaque los conceptos tanto del Bien como del Mal.
                        El hecho de cómo consiguió el nacionalsocialismo tergiversar la moral preexistente e imponerse socialmente es algo largo de explicar, aunque puede justificarse por la necesidad de empoderamiento que tenía el grueso de la población alemana, pero lo cierto, es que el nuevo código moral que se consiguió imponer, hizo posible un cataclismo histórico difícil de olvidar.
                        “Los pájaros de Auschwitz” es una pequeña novela, escrita en breves capítulos, en donde el autor de forma sintética, sin apenas alharacas narrativas, narra la historia de un preso en un campo de concentración, que después de haber estudiado arte en Cracovia, y sin saber los motivos reales de su detención, tiene la fortuna de ser elegido por uno de sus carceleros, que también era  ornitólogo, para que le dibujara los pájaros del entorno de Auschwitz que ilustrarían el trabajo que estaba realizando. Es una novela en donde se deja constancia de la pasión del ornitólogo por las aves de aquel lugar, pero al mismo tiempo, del desdén que sentía por lo que ocurría en los campos de concentración donde prestaba sus servicios. El autor, Arno Surminski, en su obra quiere dejar constancia, del escaso interés que los nazis sentían por lo que sucedía a su alrededor, no porque fueran inhumanos, sino porque la nueva  moral sobre la que se habían asentado veía esas actuaciones como normales y necesarias. Lo más interesante de la novela, es la sensibilidad que sentía el coprotagonista, el ornitólogo, hacia las aves y hacia su familia, y cómo sin apenas darle importancia, aceptaba el inhumano trato que padecían los presos como inevitables, al tiempo que sólo en último extremo justificaba su actitud como la de un soldado que se limitaba a cumplir con aquello que le ordenaban.
                        “Los pájaros de Auschwitz” es una novela que se lee bien, y en poco tiempo, que consigue dejar en cuarentena al ser humano.


Lunes, 8 de junio de 2015

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