martes, 24 de noviembre de 2009

El pensamiento secuestrado



LECTURAS
(elo.170)

EL PENSAMIENTO SECUESTRADO
Susan George
Biblioteca de pensamiento crítico, 2.007

Cada día me sorprende más la derecha, sobre todo en lo referente al orgullo que muestran sus afiliados, en contraste con lo que sucedía hace sólo unos años, que hacían lo posible por esconder su militancia. Hoy, cosa que me parece saludable, se vanaglorian de lo que son, aireando a los cuatro vientos sus credenciales, apostando sin complejos por mantener todo tipo de debates, e incluso por potenciar el enfrentamiento, con todos aquellos que sostengan opiniones diferentes a las que ellos mantienen. Lo anterior es prueba evidente, de que a pesar de haber estado siempre con y en el poder, ahora ya no se avergüenzan de ello, lo que puede deberse, al hecho de haber recuperado de forma milagrosa su autoestima, o bien, al deterioro del otrora discurso dominante de la izquierda, aunque lo más probable, es que se deba a la combinación de ambos factores. Posiblemente por ello, por el interés que me produce esta nueva actitud de la derecha, que podría tratarse de los primeros pasos de una ofensiva a gran escala, y por supuesto al interés que siempre me provoca Estados Unidos, que según dicen en todo momento se encuentra algunos pasos por delante de Europa, no sé bien si mostrando el camino a seguir o todo lo contrario, me ha resultado de gran ayuda este texto de Susan George, que ha conseguido despejarme algunas incógnitas sobre lo acaecido en aquel país, ya que con otros matices, es lo que también puede estar, con el retrazo de siempre, ocurriendo en nuestro entorno más cercano. Sí, parece que Estado Unidos es un laboratorio, un inmenso laboratorio en donde se cuecen las ideas y las estrategias que más adelante se implantarán en el mundo, por lo que siempre es conveniente, aunque yo diría que casi imprescindible, seguir el pulso de dicha sociedad, si no se desea perder la sintonía con las dinámicas imperantes, que es lo que le ha ocurrido a la izquierda, que hoy no hace otra cosa que nadar en unos márgenes cada día más estancados y cenagosos.
Para Susan George, la actual derechización extrema que padece Estados Unidos, no es sólo de fachada, sino que es el producto de una elaborada estrategia por parte del capital, con objeto de hacerse definitivamente con las riendas del país más importante del mundo, del país que aún marca las tendencias y el ritmo que todos deben seguir. Para ello, mediante la creación de fundaciones de estudios, financiadas por las grandes corporaciones empresariales, ha sabido movilizar a las dos grandes corrientes que siempre han convivido en el seno de la derecha, la financiera y la moral, la neoliberal y la conservadora, articulando gracias a ello, una enorme pero eficaz presión sobre la sociedad norteamericana, que con el paso de los años, ha conseguido convertir a los Estados Unidos en lo que es en la actualidad. Una enorme presión en forma de tenaza, que por un extremo presiona a las élites económicas del país, al mundo financiero y empresarial, empujándolos hacia las políticas monetaristas que posibilitan la nueva globalización, mientras que por el otro, somete a las clases bajas y medias, a las que les ofrece el consuelo de la moral y de la religión. Esta tarea, que sin descanso se ha llevado a cabo, según la autora desde los años setenta, ha conseguido hacer el milagro de los panes y los peces, pues ha multiplicado los beneficios y las fortunas de las clases más altas y hundir en la pobreza a las más bajas, incluida las medias, que se encuentran completamente hipotecadas y condenadas a incrementar de forma incomprensible sus jornadas laborales, al tiempo que ha sabido incoar el bacilo del conformismo en éstas, que en lugar de rebelarse contra la realidad cada día más precaria a la que tienen que enfrentarse, se conforman entre otras cosas, con la salvación futura que les ofrece la religión. Ni que decir tiene, que los grandes perdedores de este combate ideológico, del que apenas se daban cuenta que se estaba llevando a cabo, han sido los progresistas norteamericanos, que se han quedado sin discursos, y lo que es peor, sin auditorio. Ha sido tal el éxito de la derecha, o mejor dicho del capital, que difícilmente un cambio en la administración federal, podrá cambiar las tendencias actualmente dominantes de la sociedad norteamericana, ya que de forma independiente a que el inquilino de La Casa Blanca sea un republicano o un demócrata, la forma de pensar, de observar y de entender la realidad del estadounidense medio no podrá modificarse a medio plazo. Y esto es así, porque la derecha no ha realizado un proselitismo barato, como dije antes de fachada, sino que gracias a los medios de comunicación que siempre han controlado, y que desde un primer momento se pusieron a trabajar por la causa, apuntaron hacia el mismo corazón de la sociedad norteamericana, lo que unido a una educación débil y a una cultura cada día menos crítica y más banal, han conseguido lo que realmente deseaba, que la población interiorizara sus discursos, que los hicieran suyos, conformando a un nuevo tipo de ciudadano, que se siente orgulloso de ser norteamericano (el nacionalismo siempre ciega), pero que en lugar de ser un ciudadano al uso, se ha convertido en un ciudadano-consumidor, cada día con menos poder adquisitivo, extremadamente compulsivo, conformista y acrítico con su propia realidad, que lo único que hace es mirar al cielo, y culpar de sus males a los hipotéticos enemigos externos hacia los que siempre señalan sus dirigentes.
La imagen que Susan George aporta de Estados Unidos, que a pesar de todo sigue siendo el país de referencia, es la de una sociedad gobernada por los intereses económicos de una minoría, que en lugar de mirar por el buen gobierno, sólo parece interesada en velar por sus intereses económicos a corto plazo, lo que convierte al gobierno de dicho país en un gobierno ilegítimo. Y lo es, porque independientemente a que ese gobierno haya llegado al poder de forma democrática, su legitimidad en último extremo siempre dependerá de que todas sus acciones tiendan a beneficiar a la mayoría de la población, y no a los intereses de la clase a la que representa, que en este caso, para colmo, es la de los grandes conglomerados económicos y financieros.
La lectura de este texto, debe servir, aparte de para conocer un poco mejor la realidad norteamericana, que siempre es interesante, para identificar las estrategias que el capital va a intentar aplicar, y que de hecho ya está comenzando a desarrollar en nuestro país, y por extensión en el resto de Europa, pero sobre todo, tiene que ser interesante para que la izquierda, de una vez por todas, entienda que necesariamente tiene que abandonar la situación de postración y de desidia en la que se encuentra, y pasar, después de un profundo debate, a replantearse sus obligaciones, que la tiene que llevar a intentar contrarrestar las aspiraciones del capital, que siempre serán las mismas, y a definir una serie de nuevos objetivos por los que trabajar. El proceso de norteamericanización de Europa hace tiempo que se encuentra en marcha, cierto, pero aún queda un margen de tiempo, para evitar que se lleve a cabo de forma exhaustiva, encontrándose aquí, la tarea que de forma inmediata tiene que afrontar lo que queda de izquierda.


Miércoles, 21 de octubre de 2.009

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