
LECTURAS
(elo.139)
EN LA LUCHA FINAL
Rafael Chirbes
Anagrama, 1.991
Estoy leyendo de forma caótica a Chirbes, lo que me puede estar creando una visión distorsionada y contradictoria de su obra. Lo ideal, lo que sólo de tarde en tarde se puede hacer, es seguir la obra de cada autor desde sus entregas más antiguas a las más recientes, para intentar, mientras se disfruta con ellas, descubrir y dejar al descubierto las claves internas que las unen. Pero no, con el escritor valenciano, que hasta hace muy poco era un auténtico desconocido para mí, comencé por su última novela, que me dejó conmocionado, y poco a poco, de forma aleatoria, porque así me están llegando, trato de leer, para comprenderlo mejor, toda su obra anterior. En esta ocasión, acabo de terminar su segunda novela, que pese a sus similitudes con “Crematorio”, tengo que reconocer que no me ha dejado un buen sabor de boca. Posiblemente lo anterior se deba, lo que es un error por mi parte, a que espero mucho de Chirbes, hecho que me obliga a mantener ante sus novelas un nivel de exigencia demasiado alto. “En la lucha final”, es una obra, que peca de un excesivo esteticismo, hay en ella demasiadas frases, que en boca de los personajes, uno no sabe por dónde coger, ni cómo leer, y de una falta de contenido, de finalidad, de justificación de la novela en sí que resulta sorprendente, lo que se une, a una estructura demasiado elaborada, que sin duda es lo mejor de la novela, pero que queda hueca ante la debilidad de la historia que se cuenta. En suma, pese a la calidad de la misma, se nota que es una novela primeriza, o mejor dicho, de una de esas obras que se realizan después de haber obtenido un éxito con la primera novela que se ha llegado a publicar, con la que se desea dejar constancia, que la suerte sólo ha tenido un papel lateral e insignificante. Este tipo de novelas, las segundas, tienen una fisonomía clara, y casi todas ellas pecan de lo mismo, de un exceso de suficiencia, pues con ellas se desea demostrar, siendo casi siempre precipitadas, ya que hay que publicarlas antes de que el público se olvide de la primera, que uno ha llegado hasta aquí para quedarse, para seguir en el oficio. A pesar de ser precipitadas, todo autor tiene la obligación en ellas de certificar su valía, lo que les obliga a realizar cabriolas sin sentido, saltos mortales en los momentos más inoportunos, pero sobre todo, demostrar que se sabe caminar sobre el alambre. En fin, en esas segundas novelas, todo novelista tiene que dejar sentado que no está de paso, lo que casi siempre le conduce a fracasos más o menos estrepitosos, y creo que no vale la pena dejar anotados ejemplos que están en la mente de todos. Estimo, a pesar que se puede observar en ella notas de indiscutible calidad, que esta segunda novela de Chirbes es un ejemplo de lo anterior, aunque hay que reconocer, que la novela, aunque no buena, logra a duras penas sostenerse, sobre todo por la calidad media, demasiado baja, de la literatura española de la época.
El apresuramiento del que hablé antes, queda demostrado por la debilidad de la historia, que tiene como base un asesinato equivocado y demasiado absurdo (lo de llevar el cuchillo carece de sentido), y las relaciones entre el grupo de amigos en el seno del cual se produce el hecho. Mientras leía la novela, en todo momento he estado pensando en “Crematorio”, en donde la historia es la misma, o parecida, a saber, las relaciones entre una serie de amigos que lentamente mastican el fracaso de las vidas que habían llevado, aunque evidentemente desarrollada con una madurez literaria diferente. Me ha llamado la atención, pues creo que en cierta medida, aunque no tengo datos para tal afirmación, que podría ser tildada de descabellada, que “Crematorio”, en el fondo, no es más que una reescritura de “En la lucha final”, una nueva versión, actualizada, de una obra, que pudo ser vista por el propio autor como desafortunada. Bien, dejando esto a un lado, pues no tiene mucha importancia, sobre todo cuando se sabe que siempre se está trabajando sobre la misma obra, tengo que decir centrándome en el tema, que el autor no dibuja bien las relaciones entre los distintos protagonistas, lo que en sí es el centro de la obra, dejando más una imagen de celos entre ellos, de diferencias sentimentales, que no creo que haya sido su intención, en lugar de subrayar la evidencia del fracaso personal de los mismos. Para colmo, la historia está narrada en un lenguaje excesivamente preciosista, sobre todo, lo que resulta injustificable, no en la narración en sí, sino en los diálogos entre los diferentes personajes, lo que deja un regusto a falsedad en el lector difícil de soportar. Pero la obra se salva del naufragio total por la estructura empleada, por la ambición que el autor pone en la misma, lo que la convierte en interesante, haciendo que Chirbes, o el incipiente prestigio que consiguió en su primera novela, quedara hasta cierto punto salvaguardado.
La historia es narrada por alguien cercano al grupo, aunque no perteneciera propiamente al mismo, un joven novelista que también, tenía o había tenido relaciones con Amalia, el personaje central del mismo, elaborando la historia a partir de los testimonios que le van llegando de lo ocurrido. Con esos testimonios, en muchas ocasiones contradictorios, va completando un puzzle, con unas piezas de aquí y otras de allá, que al final, con cierta dificultad, consigue ensamblar.
Pero a una novela no la puede salvar una estructura aceptable, ya que toda novela, para que sea buena, tiene necesariamente que conjugar una serie de elementos de forma armónica, que en esta ocasión no se lleva a cabo. Pero teniendo en cuenta que la novelística española es como es, en donde parece que sólo existe lo garbancero y lo experimental, “En la lucha final” es una obra interesante, en el sentido, de que pese a sus deficiencias, en ella se observa a un autor, o los inicios de un autor, que intenta romper con esa dicotomía.
Viernes, 24 de octubre de 2.008
(elo.139)
EN LA LUCHA FINAL
Rafael Chirbes
Anagrama, 1.991
Estoy leyendo de forma caótica a Chirbes, lo que me puede estar creando una visión distorsionada y contradictoria de su obra. Lo ideal, lo que sólo de tarde en tarde se puede hacer, es seguir la obra de cada autor desde sus entregas más antiguas a las más recientes, para intentar, mientras se disfruta con ellas, descubrir y dejar al descubierto las claves internas que las unen. Pero no, con el escritor valenciano, que hasta hace muy poco era un auténtico desconocido para mí, comencé por su última novela, que me dejó conmocionado, y poco a poco, de forma aleatoria, porque así me están llegando, trato de leer, para comprenderlo mejor, toda su obra anterior. En esta ocasión, acabo de terminar su segunda novela, que pese a sus similitudes con “Crematorio”, tengo que reconocer que no me ha dejado un buen sabor de boca. Posiblemente lo anterior se deba, lo que es un error por mi parte, a que espero mucho de Chirbes, hecho que me obliga a mantener ante sus novelas un nivel de exigencia demasiado alto. “En la lucha final”, es una obra, que peca de un excesivo esteticismo, hay en ella demasiadas frases, que en boca de los personajes, uno no sabe por dónde coger, ni cómo leer, y de una falta de contenido, de finalidad, de justificación de la novela en sí que resulta sorprendente, lo que se une, a una estructura demasiado elaborada, que sin duda es lo mejor de la novela, pero que queda hueca ante la debilidad de la historia que se cuenta. En suma, pese a la calidad de la misma, se nota que es una novela primeriza, o mejor dicho, de una de esas obras que se realizan después de haber obtenido un éxito con la primera novela que se ha llegado a publicar, con la que se desea dejar constancia, que la suerte sólo ha tenido un papel lateral e insignificante. Este tipo de novelas, las segundas, tienen una fisonomía clara, y casi todas ellas pecan de lo mismo, de un exceso de suficiencia, pues con ellas se desea demostrar, siendo casi siempre precipitadas, ya que hay que publicarlas antes de que el público se olvide de la primera, que uno ha llegado hasta aquí para quedarse, para seguir en el oficio. A pesar de ser precipitadas, todo autor tiene la obligación en ellas de certificar su valía, lo que les obliga a realizar cabriolas sin sentido, saltos mortales en los momentos más inoportunos, pero sobre todo, demostrar que se sabe caminar sobre el alambre. En fin, en esas segundas novelas, todo novelista tiene que dejar sentado que no está de paso, lo que casi siempre le conduce a fracasos más o menos estrepitosos, y creo que no vale la pena dejar anotados ejemplos que están en la mente de todos. Estimo, a pesar que se puede observar en ella notas de indiscutible calidad, que esta segunda novela de Chirbes es un ejemplo de lo anterior, aunque hay que reconocer, que la novela, aunque no buena, logra a duras penas sostenerse, sobre todo por la calidad media, demasiado baja, de la literatura española de la época.
El apresuramiento del que hablé antes, queda demostrado por la debilidad de la historia, que tiene como base un asesinato equivocado y demasiado absurdo (lo de llevar el cuchillo carece de sentido), y las relaciones entre el grupo de amigos en el seno del cual se produce el hecho. Mientras leía la novela, en todo momento he estado pensando en “Crematorio”, en donde la historia es la misma, o parecida, a saber, las relaciones entre una serie de amigos que lentamente mastican el fracaso de las vidas que habían llevado, aunque evidentemente desarrollada con una madurez literaria diferente. Me ha llamado la atención, pues creo que en cierta medida, aunque no tengo datos para tal afirmación, que podría ser tildada de descabellada, que “Crematorio”, en el fondo, no es más que una reescritura de “En la lucha final”, una nueva versión, actualizada, de una obra, que pudo ser vista por el propio autor como desafortunada. Bien, dejando esto a un lado, pues no tiene mucha importancia, sobre todo cuando se sabe que siempre se está trabajando sobre la misma obra, tengo que decir centrándome en el tema, que el autor no dibuja bien las relaciones entre los distintos protagonistas, lo que en sí es el centro de la obra, dejando más una imagen de celos entre ellos, de diferencias sentimentales, que no creo que haya sido su intención, en lugar de subrayar la evidencia del fracaso personal de los mismos. Para colmo, la historia está narrada en un lenguaje excesivamente preciosista, sobre todo, lo que resulta injustificable, no en la narración en sí, sino en los diálogos entre los diferentes personajes, lo que deja un regusto a falsedad en el lector difícil de soportar. Pero la obra se salva del naufragio total por la estructura empleada, por la ambición que el autor pone en la misma, lo que la convierte en interesante, haciendo que Chirbes, o el incipiente prestigio que consiguió en su primera novela, quedara hasta cierto punto salvaguardado.
La historia es narrada por alguien cercano al grupo, aunque no perteneciera propiamente al mismo, un joven novelista que también, tenía o había tenido relaciones con Amalia, el personaje central del mismo, elaborando la historia a partir de los testimonios que le van llegando de lo ocurrido. Con esos testimonios, en muchas ocasiones contradictorios, va completando un puzzle, con unas piezas de aquí y otras de allá, que al final, con cierta dificultad, consigue ensamblar.
Pero a una novela no la puede salvar una estructura aceptable, ya que toda novela, para que sea buena, tiene necesariamente que conjugar una serie de elementos de forma armónica, que en esta ocasión no se lleva a cabo. Pero teniendo en cuenta que la novelística española es como es, en donde parece que sólo existe lo garbancero y lo experimental, “En la lucha final” es una obra interesante, en el sentido, de que pese a sus deficiencias, en ella se observa a un autor, o los inicios de un autor, que intenta romper con esa dicotomía.
Viernes, 24 de octubre de 2.008
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