sábado, 15 de noviembre de 2014

Qué hacer con España

LECTURAS
(elo.308)

QUÉ HACER CON ESPAÑA
César Molinas
Destino, 2013

                        Compré este libro atraído por un artículo aparecido en un periódico madrileño que me llamó poderosamente la atención, en el que el autor atribuía, y creo que con razón, parte de los males que aquejan a este país a su clase política, a una clase política “extractiva” que en lugar de velar por los intereses de la ciudadanía a la tenía la obligación de representar y de servir, sólo se dedicaba a mirar por los suyos, por sus intereses partidistas, de clase, siendo por ello la causante, si no ya de la crisis, sí de las catastróficas dimensiones que la actual crisis económica está provocando en España. Aunque el artículo dejaba clara la tesis del autor, creí necesario hacerme con el libro para profundizar sobre la misma, siendo mi sorpresa, que ese tema apenas tenía importancia en el contenido del trabajo, pues lo esencial en él era otra cuestión, la necesaria adaptación de nuestras sociedades al nuevo periodo que se abre, a la nueva etapa post-Histórica que está modificando todos los parámetros que hasta hace sólo unos años articulaban nuestra vida política y económica, o lo que es lo mismo, a la vida de nuestras sociedades.
                        Para César Molinas, la caída del Muro de Berlín no significó sólo la victoria absoluta del capitalismo sobre el socialismo realmente existente, sino que esa victoria provocó un cataclismo que inauguró una nueva época histórica, post-Histórica según él, en donde la economía abandona su papel subalterno para pasar a controlar la política.
                        La post-Historia para César Molinas es el nuevo periodo que se inaugura una vez finalizada la Historia, cuando las batallas ideológicas han llegado a su fin con el triunfo del capitalismo. Para él, a partir de ese momento sólo puede existir un camino sensato a seguir, el que intenta adaptarse lo mejor posible a las nuevas dinámicas dominantes, al resultar absurdo hacerles frente. Posiblemente el posmodernismo nace a raíz de esta certeza, de que la realidad es la tiene que imponer nuestro estilo de juego, al ser imposible, al resultar imposible que nosotros, como siempre hemos intentado, consigamos que la realidad se adapte a nuestros deseos. Como se sabe, el capitalismo siempre ha sabido renovarse gracias a los que los teóricos denominan “la destrucción creativa”, siendo la crisis que padecemos en la actualidad una consecuencia directa de su última mutación, la que trata de acomodarse a las ventajas que le presenta la globalización, que como todo parece indicar, logrará modificarlo todo en un tiempo relativamente breve. Posiblemente la Historia haya muerto, pero como se comprueba no la historia del capitalismo, que día a día avanza, con paso seguro, con el único objetico de maximizar sus beneficios. Ante esta situación César Molinas apuesta por la adaptación, porque las sociedades desarrolladas, con sus estados, en lugar de prestar resistencia apoyándose en lo antiguo, en lo que ya no tiene sentido, se acoplen a los ritmos y a las necesidades que exige el capitalismo triunfante, radicando en esta estrategia, en lo bien o mal que se implemente, el futuro que podamos conseguir.
                        ¿Pero qué pide, qué exige en estos momentos el capitalismo? Muy fácil, sociedades desregularizadas y estados que le faciliten el trabajo. Haciendo caso a tal exigencia, el autor del libro, habla de la necesidad de que se  modifiquen los estados-naciones, aquellos que tenían como misión la de velar por el bienestar de sus ciudadanos, para que pasen a convertirse en naciones-estados, en donde la responsabilidad de los estados no puede ser otra que la de contribuir a crear ciudadanos eficientes para que se adapten a las necesidades de los mercados, de suerte que esta función, y no otra, tiene que ser la finalidad que justifique el quehacer de todo Estado futuro, no ya la cohesión interna, como hasta ahora, sino la cantidad de trabajadores aptos y en todo momento disponibles para esos mercados, lo que se enmascara con eso tan sobado como es la obligación de potenciar el capital humano, como si esta necesidad fuera un descubrimiento reciente.
                        César Molinas parte del supuesto que el actual régimen provocará sociedades más injustas y desiguales, en donde un puñado de privilegiados tendrán que convivir, ya que con toda seguridad las clases medias tal y como hoy se entienden desaparecerán, con una inmensa mayoría de la población que no tendrá más remedio que conformarse, en el mejor de los casos, con tener sólo lo suficiente para sobrevivir, hecho que acabará con la triada a la que tanto alude, la de la liberta, la igualdad y la fraternidad, triada que según el propio autor afirma es el axioma fundamental sobre el que se asienta todo sistema democrático desarrollado.  Si se elimina la igualdad, o la aspiración a la igualdad, la gran bandera de la izquierda, quedando sólo la libertad de los mercados y cierta libertad de opinión, el sistema democrático, y esto no lo dice César Molinas,  perderá su esencia, por lo que dejaría de ser algo por lo que luchar, al satisfacer sólo a los privilegiados y a la ideología que los ilumina.
                        No, el sistema democrático, al menos tal y como se  ha entendido hasta ahora, debe buscar un equilibrio entre la libertad y la igualdad, para lo que el Estado no tiene más remedio que intervenir con objeto de evitar que una de las dos variables se coma literalmente a la otra. Hoy, ante los peligros que atenazan a la igualdad en nuestras sociedades, la función del Estado es esencial, siendo su principal tarea, o al menos esta es la que tendría que ser, la de volver a poner todo en el lugar que le corresponde, no pudiendo permitir que la economía, el mundo del capital y de las finanzas, ocupe el lugar privilegiado que ocupa. Vivimos en un mundo dislocado en donde para colmo se nos quiere hacer “comulgar con ruedas de molinos”. Por supuesto que hay que realizar reformas, y que muchas de ellas tienen que ser radicales, pero todas ellas tienen que ir encaminadas a proteger y a salvaguardar la esencia de la democracia.

Viernes, 17 de octubre de 2014



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