
LECTURAS
(elo.237)
CUMBRES BORRASCOSAS
Emily Bronte
Debolsillo, 1847
Acabo de leer una novela, que como me pasó con “Sentido y sensibilidad”, he abordado más para comprender los motivos por los que se ha mantenido viva a través de los años, que porque tuviera verdadero interés en leerla, ya que estaba seguro, completamente convencido, que ni la estética ni el discurso de la misma me llegarían a interesar. “Cumbres borrascosas” es una novela, un novelón clásico donde los haya, una de esas obras, propias del género femenino, de las que siempre he oído hablar, pero de la que hasta ahora, posiblemente por las características de la misma, nunca se me había ocurrido afrontar. La verdad, y no quiero entrar en una cuestión de género en lo referente a la literatura, es que no conozco a muchos hombres que la hayan leído, aunque por el contrario, sí tengo noticias de que innumerables mujeres han disfrutado de lo lindo con ella, hecho que no debe dejar de llamar la atención, sobre todo cuando se está convencido, como lo estoy, que la buena literatura sólo puede ser eso, buena literatura, por lo que siempre tiene que ser apta para todos los públicos. Pero a pesar de lo anterior, que no deja de ser una declaración de buenas intenciones, una concesión a lo políticamente correcto, tengo que admitir que existe una literatura, con independencia de la calidad que posea, dirigida más a las mujeres que los hombres, al igual que existe otra que suelen saborear mejor ellos que ellas, sobre todo en el contexto de la literatura popular, a la que tanto debemos los que aún, a pesar de los pesares, preferimos pasar nuestros momentos de ocio delante de un buen libro. Sí, porque aunque puede parecer de una simplicidad extrema, a las mujeres, a pesar de los tiempos en que vivimos, y este hecho se debe sobre todo a motivaciones culturales, al menos eso quiero creer, le interesan más los temas sentimentales, y cuanto más tormentosos mejor, que las historias protagonizadas por intrépidos espadachines. Pero dejando estas cuestiones a un lado, ya que son demasiado espinosas, lo que sí está claro, es que la calidad literaria de un determinado texto poco tiene que ver con la historia que se narre, siempre y cuando ésta posea la fuerza necesaria para soportar, de forma airosa, su propia narración.
“Cumbres borrascosas” es una novela extraña, sujeta a su tiempo, pero al abordar el “drama humano”, que es lo único imperecedero, logra traspasar con soltura ese anclaje que pudo convertirla en una novela sólo de su tiempo, de esas que nadie parece recordar y de las que nadie se atrevería a leer en nuestros días, en donde al parecer, sólo al parecer, todo es muy diferente. Es una novela que habla del amor que dos hombres sienten por una misma mujer, y que al elegir ésta, destruye la vida del que deja a un lado, lo que convierte a este último en un ser rencoroso y pendiente siempre de su futura venganza, pero también de la importancia del ambiente familiar en el que se viva, de lo esencial que es, a la larga, haberse sentido querido para soportar, con la dignidad necesaria, los diferentes reveses que de forma inevitable la existencia trae consigo, y por supuesto, de que “no hay mal que cien años dure”, pues la maldad, como parece que deja claro la autora, sólo puede ser derrotada por la inocencia y por la bondad.
Como dije con anterioridad es una novela extraña, que en mi opinión posee dos virtudes esenciales, que se deja leer bien, incluso muy bien, lo que no es poco si se tiene en cuenta cuándo fue escrita y que es la única novela de la autora, y también que posee una estructura que me ha llamado poderosamente la atención, ya que esperaba encontrarme con una novela lineal, más propia del tipo de novela en cuestión. En contra, me parece que en la narración quedan demasiados cabos sueltos, y no lo digo porque crea que todas las variables que inevitablemente tienen que ir surgiendo tengan que quedar atadas y bien atadas, ya que pienso que eso no es aconsejable, sino porque he observado cierta ingenuidad en la misma, además de, estimar que algunos personajes no quedan bien dibujados, mientras que por el contrario, otros se encuentran demasiado subrayados, como si sobreactuasen para no mostrarse con claridad.
Pero en una novela de estas características, pues no sería justo otro tipo de tratamiento, es preferible ahondar en las virtudes de la misma, pues en ellas, con toda seguridad, se tienen que encontrar las causas que han hecho posible que aún se mantenga en pie. A pesar de que había oído hablar mucho de ella, no tenía ni idea del tema que trataba, aunque imaginaba, que se desarrollaría una tormentosa y empalagosa relación amorosa. Pero para mi sorpresa no ha sido así, porque aunque parte de la historia se sustente sobre una historia de amor, ésta no llega a eclipsar toda la trama, de suerte, que no es lo esencial de la misma. Lo importante, creo, son las circunstancias que condicionan el comportamiento del protagonista, del auténtico protagonista de la novela, que al sentirse rechazado por todos desde una edad muy temprana, incluso con posterioridad por la mujer que amaba, generó un odio hacia el mundo que consiguió agriarle la existencia, y por extensión, a todos los que dependían o llegaron a depender de él. Este personaje, sobre el que se cargan demasiado las tintas, es el que soporta toda la obra, ya que es él el que va marcando el ritmo de los acontecimientos. El lector, porque con rapidez comprende que es el personaje más atractivo de la novela, es por quien se interesa, ya que no sabe hasta donde podrá llegar su maldad, ni el daño que podrá causarle a todos los que dependían directamente de sus estados de ánimo. No obstante, en mi opinión, es la estructura sobre la que se apoya la autora para contar la historia lo más importante, con diferencia, de la obra.
Así es, porque para desarrollar la historia Emily Bronte, parece elegir el camino más difícil, pues crea a un personaje, ajeno a toda la trama, que al interesarse por lo que vio, obligó a su ama de llaves, que conocía perfectamente todo lo que ocurrió, al haber trabajado con anterioridad para la familia que habitaba “Cumbres borrascosas”, a que con parsimonia le contara todo lo que había ocurrido. Por lo tanto, la historia es contada por la antigua ama de llaves de aquella extraña casa, pero no directamente al lector, que hubiera sido la segunda posibilidad más lógica, sino al señor al que en ese momento servía, lo que con toda seguridad creo que fue un acierto.
Para terminar diré, que “Cumbres borrascosas” es literatura popular pura y dura, en el buen sentido del término, ideal para ser leída por adolescentes, ya que en ella no encontrarán ningún obstáculo que pueda dificultar la lectura, algo esencial en este tipo de narraciones.
Martes, 24 de enero de 2012
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