miércoles, 15 de febrero de 2012

Sentido y sensibilidad


LECTURAS

(elo.235)


SENTIDO Y SENSIBILIDAD

Jane Austen

Debolsillo, 1811


Cada periodo histórico posee su propia literatura, y cada literatura, refleja en buena medida el tiempo en que fue escrita, lo que convierte a esta actividad artística, en un valioso instrumento para conocer la fisonomía y los valores predominantes en una determinada época. Leer a Jane Austen, autora de la que sólo había oído hablar y de la que nunca me había interesado su obra, al considerarla sin demasiados elementos de juicio excesivamente pretérita y femenina, me ha resultado un interesante ejercicio tanto para disfrutar de un tipo de literatura, que a pesar de sus características me ha llamado la atención, como para conocer las singularidades y las prioridades de un periodo histórico, que al hombre actual le puede parecer pintoresco. Pero también me han resultado curiosas las similitudes, que a pesar de las diferencias, existen entre esa literatura y esa sociedad que retrata, con cierta literatura actual y con determinadas actitudes ante la existencia que aún hoy, de forma incomprensible se llevan a cabo. Sí, tengo que reconocer que hasta ahora nunca me había preocupado por Austen, pues no me seducía introducirme en un mundo del que estaba convencido del que poco podía esperar literariamente hablando, aunque me llamaba la atención conocer los motivos por el que esa autora y esa literatura se mantienen vigentes, pues es un hecho que su obra sigue reeditándose, comprándose y consecuentemente leyéndose. A estas alturas estoy convencido, que si en literatura algo resiste al paso de los años, y en este caso de los siglos, nunca lo es de forma gratuita, y que algo, y que algo tienen que tener esas obras para resistir “al viento del olvido que cuando sopla mata”, y seguir llamando la atención de los que aún hoy se acercan a ella. Por lo anterior, antes de comenzar a leer la primera página de la novela, me propuse encontrar “ese algo” que aún la mantenía viva.

Lo que en un principio más me ha sorprendido de esta novela, es que su estilo narrativo es diáfano, muy accesible, y que carece de cualquier tipo de voluntad de estilo. A lo anterior, que consigue acercar la novela a un público bastante amplio, hay que sumar una temática atractiva, en donde dos jóvenes, dos hermanas, se enfrentan a sus sentimientos amorosos de forma contrapuesta, desde el sentimentalismo una, dejándose llevar por las emociones, y desde la cordura, intentando controlar sus sentimientos la otra, lo que siempre, si el tratamiento es correcto, suele atraer la atención del lector. Por lo tanto, “Sentido y sensibilidad”, cuenta, como hoy en día hacen los buenos best sellers, con los ingredientes básicos e imperecederos que debe tener toda novela que aspire a ser leída con agrado, la de estar bien escrita, sin excesivas complicaciones, y poseer una temática entretenida. Por lo anterior, en un primer plano la novela se posiciona bien, pero esto nunca basta, pues innumerables obras que cuentan o que han contado con tales atributos, o han carecido del éxito que en un principio esperaban cosechar, o en el caso de haberlo conseguido, con el tiempo han caído en el más absoluto de los olvidos. ¿Pero qué tiene esta novela para haber superado con nota la prueba que siempre impone el tiempo? Esta creo que es la cuestión esencial, pues a pesar de que se podría decir que nada notable se puede encontrar en ella, tal afirmación, aunque cierta, no sería del todo justa.

Y no sería justo, pues a pesar de que esta novela poco puede aportar al lector actual, aparte de, en el mejor de los casos, servir para poder pasar con ella, de forma entretenida, uno de esos eternos y lluviosos fines de semanas en los que sólo apetece leer y leer sin más complicaciones, vista desde el presente puede servir para comprender mejor determinada época, o para ser más exactos, a la clase social que describe. Cierto, porque uno se sorprende al comprobar el modo de vida de la burguesía británica de ese periodo, las ambiciones y las obsesiones de ésta y sobre todo del papel que desempeñaban las mujeres en la misma, en donde escoger a un buen marido, es decir a un marido de buena posición, resultaba esencial. Pero también sirve para comprender las rigideces de esa misma clase, siempre más pendiente de la renta que cada cual pudiera poseer que de otras cuestiones menos materiales. Esta visión que aporta la novela, es lo único que a estas alturas la puede salvar, ya que en lo demás, creo, se encuentra completamente desfasada, siendo incluso el tema de la misma, además de retrógrado, un brindis para que todo siguiera igual, ya que al final todo consigue acomodarse de la forma adecuada.

En suma, estimo que esta novela aún sigue estando viva en las librerías, además de porque se lee bien, sin dificultades como dije con anterioridad, por constituir un testimonio histórico, de la forma de vida de una clase social, que a pesar de que estéticamente siga gozando del agrado de algunos, nada puede aportar al hombre actual.

La narración de la historia se desarrolla de forma clásica, es decir linealmente, sucediéndose los acontecimientos uno detrás de otro, sin que suceda nada al mismo tiempo, lo que demuestra el arcaicísmo narrativo de la autora. A un suceso de alguna de las protagonistas le sucede otro que le acontece a la otra, sabiendo el lector en cada momento, qué plano le sucederá al otro, o a cuál de las dos protagonistas le corresponde que se le enfoque. Resulta curioso, que a pesar de ser una novela excesivamente detallista, que se detiene a veces en conversaciones de salón que no aportan absolutamente nada, el final, a pesar de ser previsible, resulte tan atropellado, pues cuando se está acabando la historia, el lector tiene la sensación que a la novela le faltan algunas páginas más, como en rigor, para que todo quede perfectamente cuadrado, le correspondería en una obra de tales características.

De forma lateral a todo lo anterior, me ha llamado la atención dos cuestiones, la primera es que, con algunas variaciones estilísticas y estructurales, esta novela podría encajar a la perfección en el gusto del lector mayoritario actual, pues como he repetido, es una obra cuya mayor virtud es la de poder leerse sin dificultad, que es la primera exigencia que suele imponer este tipo de lector. La segunda, es que el tema es de los que siempre se agradecen, ya que en él, no se encontrará nada que perturbe en exceso. En resumen, que podría ser, si se maquillara un poco, uno de esos textos que se acumulan en los estantes de algunas librerías bajo el título de “Los libros más vendidos”.


Sábado, 31 de diciembre de 2011



No hay comentarios: