
LECTURAS
(elo.154)
LA TREGUA
Primo Levi
Muchnik Editores
No hace mucho, leí “Si esto es un hombre”, la primera entrega de la famosa trilogía de Primo Levi, dejando voluntariamente para más adelante las siguientes obras, pues no creía oportuno, por la temática, por la dureza de la temática, leerlas de corrido. Acabo de terminar de leer “La tregua” obra de la que nunca nadie me había hablado, por lo que no sabía ni tan siquiera, que se trataba de un relato de las peripecia que tuvo que padecer el propio Levi, y los que le acompañaron, para poder regresar a su país una vez que fue liberado de Auschwitz. Creí, y evidentemente estaba equivocado, que las aventuras a las que fue empujado el italiano, llegaron a su fin el día en que las tropas soviéticas entraron en el campo de concentración en el que se encontraba, pero su calvario, como el de tantos otros, se prolongó de forma inexplicable, hasta bastante después de terminada la contienda. “La tregua” relata lo acaecido, desde el momento en que teóricamente fue puesto en libertad, hasta que por fin, su peregrinaje por el este de Europa, a lomo de trenes inmundos, finaliza con su llegada a Turín, su ciudad. Se podría pensar, sobre todo porque “La tregua” es una obra menor, comparada con la que da inicio a la trilogía, que en esta ocasión, también se cumple aquella máxima tan manida, “de que las segundas partes nunca fueron buenas”, pero hay que reconocer, que si bien no alcanza la altitud de “Si esto es un hombre”, el relato quedaría incompleto, si Levi no hubiera contado lo que padeció antes de reencontrarse con su familia. Sí, porque hasta que no llegó a su casa de Turín, en la que a duras penas pudo ser reconocido por sus seres queridos, el protagonista no recobró su libertad. El texto sirve para comprender, aunque se base como es lógico en el caso concreto del propio Levi, que la guerra no terminó en el momento en que las tropas alemanas se rindieron, ya que a partir de ese instante, se inició un duro proceso de ajuste, en donde se tuvo que hacer inventario de lo que quedaba, pues las aguas no volvieron, no pudieron por todo lo que había pasado, volver a su cauce hasta bastante después, ya que fueron muchos los muertos, demasiados los desplazados, para que en un abrir y cerrar de ojos todo recobrara la normalidad. Pero durante ese pequeño espacio de tiempo, interminable para los que deseaban recobrar lo que había sido con anterioridad sus vidas, Europa vivió un extraño periodo en donde de hecho existió una tregua, de ahí el nombre del libro, debido precisamente a que aún todo estaba por ajustar. Un periodo de tiempo, que se extendió desde que finalizó la contienda, hasta que se inició lo que con posterioridad se denominó la guerra fría, en el que aún nada estaba definido, en donde todas las fuerzas disponibles, parece que se destinaron a contar los muertos y en saber qué quedaba en pie. Bastante había con eso, lo que posibilitó, mientras que los diferentes gobiernos se dedicaban a las labores de intendencia en lugar de mirar de reojo a sus contrarios, un extraño espacio de tiempo en donde fue posible la fraternidad, a pesar de las dificultades del momento. En ese periodo de paz, pese a los recuerdos y a las angustias que cada cual cargaba sobre sus espaldas, sobresale algo fundamental, las ganas de vivir, mostrando el autor, un abanico de personajes que sólo tenían en común precisamente eso, el deseo de dejar atrás lo pasado y volver a enfrentarse con la cotidianidad de sus existencias.
Como “Si esto es un hombre”, “La tregua” es una obra que se lee bien, gracias a que Levi no se desliza en ningún momento por el fácil victimismo, limitándose a narrar lo que ocurrió ante sus ojos, sin caer en la tentación de profundizar en los hechos, lo que convierte a sus textos, en documentos de un valor incalculable, no sólo para saber, para conocer lo que acaeció en aquellos dramáticos años, sino para llegar a comprender mejor el alma de los seres humanos. Es un texto que hay que leer, aún más, que debería de ser lectura obligatoria, pues al hombre, al ser humano, cuando en realidad se le conoce, es cuando se encuentra entre la espada y la pared, ya que en los límites es imposible la pose, actitud en la que suele acomodarse cuando se encuentra en condiciones normales.
Miércoles, 22 de abril de 2.009
(elo.154)
LA TREGUA
Primo Levi
Muchnik Editores
No hace mucho, leí “Si esto es un hombre”, la primera entrega de la famosa trilogía de Primo Levi, dejando voluntariamente para más adelante las siguientes obras, pues no creía oportuno, por la temática, por la dureza de la temática, leerlas de corrido. Acabo de terminar de leer “La tregua” obra de la que nunca nadie me había hablado, por lo que no sabía ni tan siquiera, que se trataba de un relato de las peripecia que tuvo que padecer el propio Levi, y los que le acompañaron, para poder regresar a su país una vez que fue liberado de Auschwitz. Creí, y evidentemente estaba equivocado, que las aventuras a las que fue empujado el italiano, llegaron a su fin el día en que las tropas soviéticas entraron en el campo de concentración en el que se encontraba, pero su calvario, como el de tantos otros, se prolongó de forma inexplicable, hasta bastante después de terminada la contienda. “La tregua” relata lo acaecido, desde el momento en que teóricamente fue puesto en libertad, hasta que por fin, su peregrinaje por el este de Europa, a lomo de trenes inmundos, finaliza con su llegada a Turín, su ciudad. Se podría pensar, sobre todo porque “La tregua” es una obra menor, comparada con la que da inicio a la trilogía, que en esta ocasión, también se cumple aquella máxima tan manida, “de que las segundas partes nunca fueron buenas”, pero hay que reconocer, que si bien no alcanza la altitud de “Si esto es un hombre”, el relato quedaría incompleto, si Levi no hubiera contado lo que padeció antes de reencontrarse con su familia. Sí, porque hasta que no llegó a su casa de Turín, en la que a duras penas pudo ser reconocido por sus seres queridos, el protagonista no recobró su libertad. El texto sirve para comprender, aunque se base como es lógico en el caso concreto del propio Levi, que la guerra no terminó en el momento en que las tropas alemanas se rindieron, ya que a partir de ese instante, se inició un duro proceso de ajuste, en donde se tuvo que hacer inventario de lo que quedaba, pues las aguas no volvieron, no pudieron por todo lo que había pasado, volver a su cauce hasta bastante después, ya que fueron muchos los muertos, demasiados los desplazados, para que en un abrir y cerrar de ojos todo recobrara la normalidad. Pero durante ese pequeño espacio de tiempo, interminable para los que deseaban recobrar lo que había sido con anterioridad sus vidas, Europa vivió un extraño periodo en donde de hecho existió una tregua, de ahí el nombre del libro, debido precisamente a que aún todo estaba por ajustar. Un periodo de tiempo, que se extendió desde que finalizó la contienda, hasta que se inició lo que con posterioridad se denominó la guerra fría, en el que aún nada estaba definido, en donde todas las fuerzas disponibles, parece que se destinaron a contar los muertos y en saber qué quedaba en pie. Bastante había con eso, lo que posibilitó, mientras que los diferentes gobiernos se dedicaban a las labores de intendencia en lugar de mirar de reojo a sus contrarios, un extraño espacio de tiempo en donde fue posible la fraternidad, a pesar de las dificultades del momento. En ese periodo de paz, pese a los recuerdos y a las angustias que cada cual cargaba sobre sus espaldas, sobresale algo fundamental, las ganas de vivir, mostrando el autor, un abanico de personajes que sólo tenían en común precisamente eso, el deseo de dejar atrás lo pasado y volver a enfrentarse con la cotidianidad de sus existencias.
Como “Si esto es un hombre”, “La tregua” es una obra que se lee bien, gracias a que Levi no se desliza en ningún momento por el fácil victimismo, limitándose a narrar lo que ocurrió ante sus ojos, sin caer en la tentación de profundizar en los hechos, lo que convierte a sus textos, en documentos de un valor incalculable, no sólo para saber, para conocer lo que acaeció en aquellos dramáticos años, sino para llegar a comprender mejor el alma de los seres humanos. Es un texto que hay que leer, aún más, que debería de ser lectura obligatoria, pues al hombre, al ser humano, cuando en realidad se le conoce, es cuando se encuentra entre la espada y la pared, ya que en los límites es imposible la pose, actitud en la que suele acomodarse cuando se encuentra en condiciones normales.
Miércoles, 22 de abril de 2.009
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