
LA CHICA QUE SOÑABA CON UNA CERILLA Y UN BIDÓN DE GASOLINA
Círculo de Lectores, 2.006
Stieg Larsson
A pesar de su desalentador comienzo, que puede deberse a la necesidad del autor, a grandes rasgos, de situar al lector que no hubiera leído la primera entrega de la historia en sus coordenadas exactas, tengo que decir nada más comenzar, que esta segunda parte de “Millennium” es mucho mejor que la primera. Lo es, porque consigue poco a poco conquistar al lector, que no puede dejar de leer hasta el final, al que no llega agotado, sino, a pesar del grosor de la novela, con ganas de seguir y seguir leyendo. Con la primera entrega no pasó lo mismo, ya que en su último tramo se vino abajo, hecho que la devaluó en buena medida, pues una obra de tales características, no puede permitirse dicho lujo. No se lo puede permitir, porque la serie “Millennium”, es ante todo, un trabajo narrativo de corte policiaco, que tiene como único objetivo el de entretener al lector. Por ello, que la historia se caiga al final, en donde teóricamente se debe encontrar lo más importante de la misma, la zanahoria detrás de la cual se corre, es algo en que ninguna novela de tales características puede tropezar.
Tenía ganas de que saliera al mercado esta segunda entrega, pues a pesar de las deficiencias de “Los hombres que no amaban a las mujeres”, tengo que reconocer, que pasé un buen rato este verano con la pareja de protagonistas. Pero también tenía cierto temor, seguro que por aquello, “de que las segundas partes nunca fueron buenas”, lo que podía acabar, con la buena imagen, que en su conjunto tenía de Larsson. Pero en contra de lo que imaginaba, el sueco ha salido reforzado con esta novela, demostrando que no resulta gratuito el lugar que ocupa en estos momentos dentro de la novela de entretenimiento, que aunque algunos lo duden, es una forma de entender la literatura nada fácil de desarrollar. Lo anterior queda demostrado, con el hecho, de que la mayor parte de las novelas que se publican actualmente llevan ese calificativo, pero son muy pocas, las que consiguen tal objetivo, y menos aún, las que se convierten en auténticos éxitos de ventas. Larsson lo ha conseguido en dos ocasiones consecutivas, haciendo posible que de sus novelas se hable en los lugares más insospechados, algo que necesita la literatura, pues cada día que pasa, se encuentra más encerrada en sí misma, y eso evidentemente no es positivo para su salud.
Bien, como apunté más arriba, en la primera parte de esta novela, la más floja de la misma, el autor intenta enganchar las dos primeras obras de su trilogía, pero poco a poco se comprende, que uno se encuentra, no ante una nueva aventura de periodista Blowkvist y de la extraña y desconcertante Lisbeth Salander, sino ante el desarrollo y la justificación de la personalidad de ésta última. Sí, porque la protagonista de esta obra, como en la anterior lo fue el reportero de la revista Millennium, es con toda seguridad la joven Lisbeth, a la que se le extirpan todos sus secretos, secretos que la convertían en un atractivo personaje literario.
La historia en la que se basa la novela, surge a partir del asesinato de una pareja, que estaba realizando, cada uno por su cuenta, una investigación sobre la prostitución en Suecia, en donde estaban implicados diferentes personajes, a los que evidentemente no les interesaban que sus nombres salieran a la luz pública. De forma curiosa, en una primera instancia, todos los datos apuntaban que la asesina había sido Lisbeth Salander, que consigue permanecer en paradero desconocido, a pesar de la presión policial y mediática a la que se encontraba sometida. A partir de este hecho se desarrolla toda la acción, que al ser bien llevada, convierte a esta novela, en un éxito de ventas, que puede resultar muy placentera para los lectores habituales de este género, como a los que, de vez en cuando, necesitan zambullirse, como ha sido mi caso, en narraciones narcóticas que tengan la virtud, aunque sea sólo por unas horas, de hacer olvidar otros problemas y otras tareas.
Sí, el objetivo de estas narraciones no puede ser otro, que la de embaucar al lector con historias, que consigan substraerlo de la realidad en la que vive, sin plantearle nuevos problemas, por lo que siempre hace falta una historia potente, bien desarrollada y bien estructurada, sin excesivas ambiciones, salvo la de conseguir, como si esto fuera fácil, que el que lee, se vea obligado, en cada momento libre que posea, a proseguir la lectura. Esto lo logra Larsson y de ahí su éxito. Pero dicho lo anterior, hay que dejar constancia de algo importante, con la intención de no provocar malos entendidos, y es el hecho de que este tipo de narraciones, son sólo eso, obras de entretenimientos, que se encuentran en el primer peldaño, o en el segundo, dependiendo de la calidad que tengan, de lo que generalmente se denomina literatura De forma más radical se podría decir, en este caso al menos, que se trata de un trabajo narrativo de calidad, pero en el que se puede encontrar poca literatura.
Espero que para el verano, pues la política de las editoriales funciona así, aparezca en los estantes de todas las librerías el tercer y último volumen de la trilogía, lo que conseguirá remover de nuevo, las estancadas aguas de la comunidad lectora de nuestro país, que necesita de obras atractivas, para al menos, seguir en movimiento, que como se sabe, no es poco.
Jueves, 29 de enero de 2.009